miércoles, 24 de septiembre de 2014

Perro Guardián, pasajes de un responso pasional

REQUISITO PARA LEER: Mírala. Hablo de toda la trama, así que lee bajo tu riesgo.
REFERENCIAS (igual, MÍRALAS PRIMERO): Taxi Driver, LéonThe MasterJagten, Drive y L.A. Confidential.


¡Yo no soy tu hermano, Judas de mierda!


       Por favor, un aplauso. El cine peruano (a mi ver) está mejorando.

     Este 2014, las propuestas han ido disparándose en todas las direcciones posibles de la ficción cinematográfica: drama, comedia, y terror, los tres emblemas básicos de cualquier conjunto fílmico (y para mí el primero mayor en grado), de los cuales afloran mil y un ramas más. Empezó con El vientre, de Daniel Rodríguez, filme que vi en un pasado ciclo de cine peruano que hubo en el Museo de la Nación (creo que fue en julio o junio). A partir de ahí, una hilera de funciones de bandera fueron turnándose en el cruel mundo de la exhibición nacional. En esto incluyo a las otras provincias del Perú (Lima es apenas una de tantas), aunque bien es sabido que una película hecha en Huancayo, por ejemplo, se anuncia amenamente en los alrededores de esa ciudad y muchas veces no llega a tener eco acá en Lima, o al menos lo hace tiempo después en diversos centro culturales como parte de un ciclo regional. Según mi parecer, todo un despropósito en lo que respecta a hermanar la actividad del cine en este país. Debería haber mayor cabida o posibilidad de que una película de cualquier departamento se vea en multicines o cadenas de la metrópoli también. Así es como se mantiene la brecha entre el mencionado cine regional (denominación existente y en boga que agrupa a todo lo ajeno a la capital) y pues, el cine... ¿limeño? No. Nadie lo dice así. Solo cine peruano a secas. Pero no olviden que acá esto del sétimo arte va de Tumbes a Tacna.