martes, 11 de febrero de 2014

¿Reinicio?

Me siento Pelegrini. Tanto que busqué en Google ahorita si su nombre se escribe con una o dos eles. Y bien, es así: Pellegrini. Hace menos de dos semanas vi El mismo amor, la misma lluvia (1999) de Jose Luis Campanella (esta si la sabía... me refiero a sus eles). Una película postergada durante ufff, casi tres años, desde el 2011. Empiezo así para ilustrarles con este personaje, Jorge Pellegrini, uno entrañable para mí, ideal, genial y un largo etcétera, que quiero escribir. Es mi pasión escondida. Es mi poder oculto. No sé. Tan pueril o fantasioso como suene. Y no de lo que sea. Sino de cine. Así es, escribir de las películas que veo. Este blog empezó con una intención distinta y se fue bien al carajo en ese propósito. Pero ahora puedo retomar algo de esa esencia cinéfila y plasmarla en... ¿críticas? ¿comentarios? No sé, pero lo claro, lo que sí tengo bien en claro es que si veo una peli quiero opinar de ella. Y pues, por mi aura antisocial o mi mala suerte, no hallo a nadie con quien hacerlo. Intercambiar impresiones y sentimientos de un filme es acaso como hablar de la naturaleza. Una película bien lograda es natural, es un despliegue humano de fuerzas expuestas en un soporte digital o fílmico que da cuenta de un esfuerzo personal ordenado. Y eso, se percibe natural. Por más que todo sea actuado y así. Lo es para mí.

Qué más puedo decir...

Una vez más, el triunfo de la esperanza sobre la experiencia...

Escribo con la música del filme antes mencionado como fondo. Emilio Kauderer su compositor. Excelso. Preciso. Todo en conjunto se mezcla bien con cada plano y situación de la cinta. Es la 1 y 33 de la tarde el martes 11 de febrero de 2014. Desde la última entrada ha transcurrido buen tiempo, ¿eh? Tengo en mi cajón algo de treinta discos de pelis. En mis devedés quemados, como archivos de datos, algo de setenta y cinco más. Básicamente, desde que me picó de manera oficial el bichito del cine, allá por el 2010, he visto una cantidad chistosa de películas. Eh... una que otra en línea, o descargadas y luego borradas también. Cuenten desde ese año hasta ahora. Y sí, lo sé, es una cifra desastroza. Podría haber visto bien cinco o diez veces (y no exagero) el número ahí citado. Como un plato de arroz a la cubana. Afuera el Sol está bárbaro, a lo argentino. Y es que en marzo de 2011, cuando anduvimos por Buenos Aires con la familia, el gringo de arriba mostró ser un reverendo hijo de puta. Y sí, Darín pega, su forma de hablar (que no solo vi en esa peli sino también en El hijo de la novia [2001], Nueve Reinas [2001], Luna de Avellaneda [2004], El aura [2005], El secreto de sus ojos [2009], Un cuento chino [2011], Tesis sobre un homicidio [2013]) pega. Y sí, che, el dejito ese, ¿viste?, es una cosa impresionante.

Acá arrancamos.

Desde hoy escribiré, compromiso a título personal, un artículo por cada filme que vez desde ahora. Lo puntuaré del 1 al 20, tal como en las escuelas de mi país, Perú. No hay jalados y aprobados. Solo es una valoración íntima, mía. Pondré la ficha técnica, una carátula o póster oficial del filme y el resto de la entrada será contenido mío. Incluso, ya que serán pelis que haya visto, haré capturas de escenas que yo elija y las colocaré acá. Simple y llano. No sé hasta donde llegue con esto. Lo cierto, sin duda, es que ya arranco hoy: ando viendo Short Term 12 (2013) de Destin Cretton (y sí, acabo de buscar el nombre del director ahorita, no me lo sabía...). Parece, por el vistazo rápido que acabo de echar, que es segundo largo. Que ya tenía otros cortos. Pero eso, tal vez, lo mencione en la entrada correspondiente a ese filme, la siguiente.  Digo tal vez porque en sí mi médula de contenido será el interior de la cinta y alguna que otra referencia de sus realizadores. Y sí. Ese es mi estilo. Por cierto, me causa risa el título de su prime filme, I Am Not a Hipster. Ser un hipster es una noción divertida para mí. Es como ver a una ardilla con lentes y cámara tomándole fotos a nueces y luego yéndose a buscar más, pero no para comerlas. No sé. Pero me da gracia.

Venga, venga. Ya no más de esto. Empiezo. Voy en el minuto veinte de esa peli que me bajé por Cuevana. Cuando la termine, arranco este compromiso con usted, quien quiera que seas, y conmigo. Por mejorar mi prosa y mi cultura cinematografica. ¡Y vamos!